
En su discurso, José Ramón indicó que no estamos sumidos en
una crisis económica, sino en un intento de cambiar el sistema económico,
organizado y premeditado por las clases poderosas económicamente, que se sirven
de los gobiernos para aplicar sus intereses. Es un sistema idealizado por los
países de la Europa
del Norte para convertir a la larga a los países de la Europa del Sur,
especialmente Portugal, España y Grecia, en meros países proveedores de mano de
obra barata.
Tenemos que mantener el nivel de lucha, no cabe el desánimo
entre los sindicalistas; debemos mantener la lucha contra ese modelo de Europa
social que nos quieren imponer los gobiernos de los países más ricos. Si bien
hay un cierto nivel de organización a través de las redes sociales, no podemos
sustituir esa forma de movilización por la de los sindicatos. Debemos evitar
que el sindicato sea visto como algo propio de épocas pasadas.
En Canarias parece que estamos “adormecidos” por la baja
capacidad de asistencia a los actos de protesta, pero debemos transmitir a la
población la realidad de lo que pasa porque hay que tomar conciencia de que
“van a por nosotros”, los trabajadores/as, y por eso, tenemos que aumentar el
nivel de lucha, no decaer.
Para eso debemos usar las calles al mismo tiempo que el
sistema judicial, en aras de frenar la reforma laboral; hay que tener fé en el
poder judicial, que ha sido capaz de encarcelar a un expresidentes de la CEOE o imputar a diversos
políticos; el poder judicial debe estar al servicio de nuestra lucha contra los
atropellos realizados desde el gran empresariado y los gobiernos que lo
asisten.
Cada cual debe luchar como sepa hacerlo, con sus métodos y
posibilidades, sin quedarse nadie parado, ajeno a la lucha. Está demostrado que
en aquellos sectores donde ha habido una gran resistencia de la clase
trabajadora, como ha sucedido en los ejemplares casos del rechazo a la
aplicación de tasas judiciales, o en el cierre de algunos centros sanitarios,
no han podido proseguir el ataque contra los trabajadores.
Tenemos que reiterar y difundir el concepto de que no
asistimos a una simple crisis económica que pueda superarse, sino que estamos
sufriendo un ataque diseñado con el interés de servir exclusivamente al
capital, donde las personas son vistas como simples elementos al servicio del
capital, no como seres humanos. Se les exige sacrificio y pérdida de derechos a
los trabajadores, en aras de una supuesta mejora social que no es real; tenemos
que rebelarnos contra este plan porque los derechos que hemos conquistado en
décadas de lucha no nos los han regalado, los lograron nuestros padres y
abuelos con su lucha sindical. Por eso, ahora debemos luchar nosotros por
mantenerlos.
El representante de CCOO declaró que el Gobierno de
Canarias, pese a no tener en su seno a miembros del PP, ha cumplido las
políticas de ajuste al igual que el resto de gobiernos autonómicos o estatales.
Es decir, podemos ver que aquéllos que más cumplen con las exigencias del
capital, de los mercados, son los que definitivamente, peor están socialmente,
sean gobiernos estatales o autonómicos.
Se nos dijo que “teníamos que conseguir los criterios de
déficit marcados por los mercados” para poder lograr una mejora, pero pese a
conseguir esos criterios al aplicar las políticas, no se ha conseguido obtener
la confianza de los mercados y ha aumentado el
número de desempleados y se han deteriorado gravemente los servicios
públicos.
En este sentido, es como si los gobernantes hubieran
adoptado una política “psicópata”, ya que al aplicar sus políticas de recortes,
no tienen empatía alguna por la población que sufre las consecuencias de esas
políticas.
El Gobierno de Canarias es el responsable de los recortes,
y no es admisible que declare ahora que no es posible realizar más recortes;
ellos son los responsable únicos de que se hayan ejecutado esos recortes; es
mas, deberían aprobarse presupuestos que fueran contrarios al cumplimiento de
los criterios de déficit impuestos por el capital europeo. Si después de
incumplir esos criterios llegamos a ser intervenidos, ya se vería qué posturas
adoptaremos, pero en principio tenemos que exigir que no se cumplan políticas
enfocadas a cumplir con esos criterios.
Los trabajadores hemos pagado el cumplimiento del objetivo
del déficit; el Gobierno de Canarias, al igual que el estatal, dice que “aplica
medidas que no desea aplicar, porque le son impuestas”. Por tanto, cabe
preguntarnos ¿quién es el responsable? ¿Son los mercados el nuevo Dios?
El deterioro del sistema educativo y sanitario de hoy, lo
pagaremos mañana. Estamos condenando el sistema de pensiones al no formar
adecuadamente a nuestros hijos, que por lo tanto, no podrán optar a mejores
puestos de trabajo con los que cotizar y mantener las pensiones del mañana. El
deterioro del sistema educativo es la condena de nuestro futuro. Al mismo
tiempo que se reducen ayudas al estudio, se permite que los jóvenes más
cualificados sean captados por los países del Norte europeo para trabajar en
puestos mal remunerados.
No hemos construido esta sociedad para vivir de la caridad,
como está ocurriendo actualmente, sino para contribuir todos por medio de la
solidaridad en forma de impuestos equitativos. La caridad es una forma de
suministrar ayuda desde los que sí tienen a los que no tienen, es decir, es
admitir que puede existir una gran diferencia entre varias partes de la
sociedad. La solidaridad en cambio,
garantiza que todos tengan un nivel mínimo de bienestar.
La mayoría de la población no aprueba que se recorten los
derechos sociales o que se supriman los servicios públicos, esas decisiones han
sido impuestas justificadas en que en un proceso electoral se ha realizado una
votación en base a un programa en el que no figuraban esas acciones. Esa
política impuesta también intenta recortar capacidad de actuación y autonomía e
los ámbitos municipal y autonómico. Se pretende que hayan cosas “que no se puedan
modificar”, aunque exista la posibilidad de votar a una u otra fuerza política
en esos ámbitos. Se nos pretende hacer creer que no se pueda criticar un
presupuesto o que no puedan existir empresas públicas en la gestión municipal y
autonómica. Es decir, se atenta contra la liberad de los ayuntamientos, al no
poder el ciudadano elegir el tipo de gestión municipal que quiere, sino que
ésta queda fijada mediante Ley.
Se están investigando la financiación de los sindicatos por
parte de los medios afines al gobierno, intentando encontrar datos a través de
los cuales atacarnos y socavar más nuestra imagen pública, pero no han podido
encontrar esos datos que desearían.
El ataque se basa entonces en alusiones genéricas a las
organizaciones sociales y sindicales, por su postura encontrada frente a las
propuestas del gobierno. Es un intento de debilitar la sociedad civil y la
democracia misma.
Hay que construir una mayoría social para luchar en defensa
de los derechos sociales. La seña de identidad europea realmente es el estado
del bienestar, son los logros sociales conquistados; eso es lo que nos une más
como europeos; por tanto, es el modelo social lo que estamos defendiendo cuando
defendemos el modelo social europeo, y no las reformas actuales.
Si suprimimos esos logros, volveremos a una Europa de las
luchas imperiales, a las guerras que existían hasta hace tan sólo 50 años
atrás. Es peligroso que el capitalismo esté abriendo puertas a generar nuevos
conflictos por su afán de acaparar riqueza a costa de la mayoría.
El capitalismo busca el beneficio de hoy, el beneficio
inmediato, sin importarle el posible beneficio del mañana. Es la búsqueda del
máximo beneficio en el menor tiempo posible. En este sentido, tenemos que
acabar con el mito de que hay una Europa rica y trabajadora en el Norte y una
“Europa de vagos” en el Sur.
El actual sistema monetario único europeo permite que los
países del Norte puedan mantener su capacidad exportadora, que no lograrían si
tuvieran su moneda propia, sobrevalorada, que le dificultaría dichas
exportaciones; la moneda única, que asume las diferencias entre países, hace
que el valor de las exportaciones se compense entre países que lo harían más y
menos fácilmente. Es decir, que el Sur pone el sacrificio para que el Norte pueda
exportar en mejores condiciones. El sistema económico europeo actual impone que
unos deban sacrificar sus derechos sociales para que otros puedan mantener su
estatus comercial. Incluso dentro de este sistema supuestamente perfecto,
podemos comprobar como los países más ricos, como Alemania, tienen un aumento
considerable de “minijobs”, es decir, de puestos de trabajo precarios. Es una
política que a la larga no beneficia ni siquiera a los trabajadores de los
países ricos.
Nuestros padres y abuelos lucharon y se sacrificaron para
poder tener nosotros hoy los derechos que tenemos. No debemos resignarnos a
perderlos, tenemos que aspirar a defenderlos y a seguir luchando por conquistar
aquéllos que aún no se hubieran alcanzado.
Nos ha tocado a nosotros realizar esta lucha por mantener
el nivel de los derechos sociales. No podemos dar una imagen de claudicación
ante el resto de trabajadores/as.
Aunque el mundo de la Izquierda política siempre se ha caracterizado
por ser muy crítico y estar dividido, la clave para mantener una cierta unidad
en la lucha social es la reivindicación de que nuestros hijos puedan vivir
mejor que nosotros.
R.G.M.