SUMA Y SIGUE: OTRO TITULAR QUE AGRAVIA A LOS FUNCIONARIOS
El pasado domingo 3 de febrero se publicó en La Provincia
un artículo con un titular que llamaba bastante la atención, sobre todo para
aquellos lectores que tuvieran la condición de funcionarios.
Y es que, aunque el artículo comienza en su primer párrafo
expresando de manera tajante que “se acabó lo de solicitar una baja por gripe,
lumbalgia o un esguince”, lo que podría interpretarse aisladamente como una
crítica a una pérdida de derechos, el hecho de que el titular enuncie que “los
funcionarios canarios enferman la mitad desde que se les reduce el sueldo”,
empapa toda la noticia con una connotación burlesca que más que informar,
parece mofarse de la situación del funcionario que acude enfermo o dolorido al
trabajo.
Y la verdad es que los funcionarios seguimos enfermando,
porque el hecho de que nos reduzcan una parte importante del sueldo debido a
ausencias por enfermedad o accidente, no nos dota de anticuerpos especiales o
de un sistema inmunológico a prueba de bombas. La diferencia está en que ahora
muchos funcionarios acuden enfermos a su puesto de trabajo, con el peligro que
ello conlleva sobretodo en puestos de carácter docente o de atención al
público, y no porque les mueva el afán económico, sino porque no pueden
permitirse el lujo de tolerar un descuento en nómina tan drástico.
El artículo hace un somero repaso a los recortes sufridos
por los funcionarios desde el comienzo de la crisis, para reforzar, supongo, el
argumento de que lo que nos duele a los funcionarios no es la enfermedad o el
accidente que podamos padecer, sino “el bolsillo”. Por eso ahora enfermamos “la
mitad”, según el autor del artículo, basando esta afirmación en un batiburrillo
de cifras relativas a los índices de absentismo, y en las diversas opiniones
expresadas en la noticia, que se centran sobre todo en el miedo del colectivo,
tanto a las posibles represalias como a las pérdidas económicas.
Desde mi modesta opinión, el periodista que suscribe el
artículo debería haberse limitado a comentar los datos objetivos publicados por
el INE y utilizar esa misma objetividad para redactar un titular coherente con
el contenido del artículo.
No quiero pensar que haya un ánimo capcioso detrás de éste
o de otros titulares y artículos anteriores, pero me es inevitable especular
acerca de una posible campaña de desprestigio contra el colectivo funcionarial,
que abone el terreno para futuras medidas restrictivas de derechos en el Sector
Público al garantizar la impasibilidad, o incluso la incomprensión, del resto
de la sociedad.
Además, titulares como éste contribuyen a difundir en la
sociedad el cliché del funcionario negligente e indolente en el desempeño de
sus funciones. No cabe duda de que existen individuos que se ajustan a este
perfil, no sólo en el sector público sino también en el privado, pero no por
ello se debe estigmatizar a todo el colectivo. El pretendido gran ahorro para
las arcas públicas que se trata de conseguir con la medida de reducción de
haberes en materia de ausencias, no se obtendrá tan sólo de los funcionarios
que supuestamente abusaban de las ausencias de corta duración, sino en gran
medida de todos aquellos que no podrán elegir entre acudir enfermos al trabajo
o recuperarse en su casa.
En conclusión, el titular comentado es claro ejemplo de
cómo se puede tergiversar una noticia con el simple hecho de cambiarle el
sentido. Así, no es lo mismo decir que
los funcionarios enferman la mitad desde que se les reduce el sueldo, que decir
que la mitad de los funcionarios enfermos acuden al trabajo para que no les
reduzcan el sueldo.
Una funcionaria