El teletrabajo y la reducción al máximo de la actividad presencial fue la primera medida adoptada cuando se desencadenó la crisis sanitaria del coronavirus covid-19. Se apostó por el teletrabajo incluso antes de la declaración del estado de alarma. Esta emergencia evidenció que este país no estaba preparado para el trabajo a distancia y que el teletrabajo era una práctica residual en el tejido empresarial español. Una modalidad más propia de grandes empresas, normalmente negociada en planes de igualdad o convenios por ir dirigida a la conciliación de la vida personal y familiar.
Pasados los días de confinamiento y, tras iniciarse la desescalada, sigue siendo una prioridad legislativa fomentar el teletrabajo en los sectores y puestos donde sea posible. El trabajo a distancia se ha convertido en una medida fundamental para la protección de la salud y la contención de la pandemia.