En los últimos meses, hemos visto cómo se empieza a despertar el viejo debate sobre el retraso en la edad de jubilación. 2027 ya está a la vuelta de la esquina y, en ese año, quedará establecida la edad de jubilación en 67 años, tras implantarse por completo la reforma de 2011.

Desde USO, vamos a hacer un recorrido sobre los aumentos de la edad de jubilación en España y las consecuencias que pueden tener para nuestra salud el jubilarnos más tarde. Hasta el año 2011, las personas trabajadoras se jubilaban, de forma general, a los 65 años.

Todo cambió con la reforma de las pensiones de 2011, firmada por PSOE, CCOO y UGT, que alargó la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, de forma progresiva, hasta 2027. Esa reforma vino tras meses de rumores de aumentar la edad hasta los 69 años, incluso hasta los 70. Finalmente, en un juego de intercambio de cromos, los denominados agentes sociales, junto al Gobierno de entonces, decidieron fijarla en los 67 años.

Ahora, el debate se vuelve a poner encima de la mesa con la excusa, una vez más, de las jubilaciones del baby boom, y vemos cómo se incentiva retrasar la edad de jubilación. Y, lo más grave, estamos viendo cómo la figura de la jubilación parcial deja de tener fuerza.

Jubilarse a los 70 años aumenta el riesgo de morir antes

Recientemente, FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) ha publicado la actualización de un informe de 2022 sobre cómo afecta a la salud el retrasar la edad de jubilación.

Los resultados no pueden ser más demoledores. Estos indican que “demorar un año la salida del mercado laboral eleva significativamente el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años”. Y, además, también rebate los beneficios económicos: concluye que no compensan los beneficios fiscales que pueden asociarse a una jubilación más tardía, puesto que los riesgos que esto trae para la salud de los trabajadores es mayor. 

Tal y como queda reflejado en el informe, el riesgo se concentra en sectores y ocupaciones físicamente más exigentes y aquellos que conllevan un mayor nivel de estrés emocional y mental. Mientras, ese riesgo de mortalidad disminuye en las personas trabajadoras que tienen acceso a la jubilación parcial.

La figura de la jubilación parcial le permite a la persona próxima a la edad de jubilación no desvincularse del todo del trabajo. Así, puede gozar de una jubilación más activa. Y, por otro lado, se incorpora al mercado laboral, o a determinados puestos, a personas jóvenes en unas condiciones atractivas.

Retrasar la jubilación choca con el estado del bienestar

Si hacer una reforma que retrase la edad de jubilación va a traer consigo más muertes, disminuyendo así la esperanza de vida de España (ahora estamos en el puesto 4 del mundo), esa reforma choca de frente contra lo que significa estado de bienestar y muestra el carácter poco social de dichas medidas.

Tener una vejez activa no significa estar trabajando hasta el último momento, sino estar en situación de jubilación a unas edades en las que las personas podamos disfrutar y vivir de esa nueva situación en las mejores condiciones de salud física y mental.

Por todo ello, desde USO nos posicionamos en contra del aumento de la edad de jubilación, así como de las medidas que fomentan el retraso de la edad de jubilación con beneficios fiscales o en la futura pensión. Al contrario, apostamos por una jubilación activa, planes de jubilación parcial y favorecer la jubilación anticipada en determinados sectores, con coeficientes reductores por penosidad, peligrosidad, difícil desempeño… Estas son medidas reales para tener una jubilación activa y, lo más importante, poder disfrutar durante años de la jubilación y no fallecer antes de tiempo.

Además, este tipo de jubilaciones suponen una ventaja para la incorporación de la juventud al mundo laboral. Es cuanto menos paradójico tener la mayor tasa de paro juvenil de Europa y, por otro lado, obligar a alargar la edad de jubilación a costa de la salud.