La salud mental en el trabajo
Aún hoy día seguimos teniendo prejuicios a la hora de hablar de problemas de Salud Mental. Solemos mirar a las personas que sufren algún tipo de patología y/o trastorno de Salud Mental con cierta pena, las vemos como personas débiles, “diferentes“ por su vulnerabilidad, pensando que este tipo de problemas nunca nos afectarán a nosotros. Existe una cierta estigmatización, quizás por desconocimiento de conceptos o simplemente por justificar estereotipos ya aprendidos. Sin embargo, hablar de ansiedad o depresión es de lo más común, nos suena a problemas “menores” y es que, por desgracia, se están integrando en nuestra realidad diaria. La ansiedad y la depresión representan alrededor del 40% de problemas de Salud Mental.
Los problemas de Salud Mental son parte de nuestra vida. La Salud Mental es un aspecto más de la salud y el bienestar de la persona, sin una buena salud emocional no hay salud.
La Organización Mundial de la Salud define la Salud Mental como un estado de bienestar en el cual la persona es consciente de sus capacidades, puede afrontar las tensiones, trabajar de forma productiva y contribuir a la comunidad.
Uno de cada dos problemas de Salud Mental está relacionado con el trabajo. El trabajo ejerce un papel importante en nuestras vidas, nuestro entorno laboral, nuestras condiciones de trabajo, la calidad de las relaciones personales o la mayor o menor flexibilidad a la hora de conciliar nuestra vida personal / familiar y laboral pueden afectar a nuestra salud mental. Trabajar en un entorno laboral negativo, soportar una sobrecarga de trabajo o sufrir un estrés continuado pueden impactar seriamente en nuestra salud. Reconocer e identificar estos riesgos es el primer paso para prevenir, para proteger y promover la salud emocional.
¿ Podemos prevenir problemas de Salud Mental en el trabajo ? Podemos y debemos hacerlo. De hecho, el segundo objetivo de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el trabajo 2023-2027 publicado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social e INSST, hace referencia a mejorar la información sobre factores de riesgo psicosocial y ergonómico para conocer mejor qué actividades y sectores son las más afectadas por los mismos y para anticipar intervenciones preventivas, prestando especial atención al estrés laboral y al acoso o violencia psicológica en el trabajo.
Estos riesgos pueden afectar paulatinamente a nuestra salud. Sus efectos son lentos pero van acumulándose hasta producir alteraciones y trastornos psicológicos que, a su vez, afectan a nuestra salud física. Suele empezar por una cierta apatía, irritabilidad, problemas para la concentración, dificultad para hacer las tareas diarias. Nos acostumbramos a este estado y llega a ser normal para nosotros. Si los riesgos a los que estamos expuestos continúan y no actuamos sobre ellos, los síntomas pueden empeorar y comienza el miedo, mayor nerviosismo, comportamientos inusuales, insomnio, desgana por ir al trabajo y pérdida de apetito. Se produce ansiedad y podemos sufrir depresión, siendo afectada también nuestra salud física: dolores musculares, cefaleas, problemas gastrointestinales, taquicardias, subidas de tensión….
Para prevenir estos efectos y proteger nuestra salud mental en el trabajo es fundamental gestionar bien los riesgos psicosociales; evaluándolos en primer lugar, de manera que podamos identificarlos e intervenir posteriormente sobre ellos, adoptando las medidas pertinentes para eliminarlos o, en su caso, minimizarlos y garantizar así la salud emocional de los trabajadores y trabajadoras. En este sentido, las Administraciones Públicas tienen la obligación de consultar a los representantes de los empleados y empleadas a su servicio respecto a cuantas decisiones y medidas a adoptar sean necesarias para proteger y promover la salud de los mismos.
Éstas son algunas medidas que se deben adoptar para promover y mejorar la salud emocional en el trabajo:
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