El pasado Domingo 30 de diciembre se
publicó en el Canarias 7 un artículo sobre los ajustes en el sector público,
que dada mi condición de funcionaria no me pasó inadvertido.
Voy a pasar de soslayo sobre el
hecho de que el artículo hable de “privilegio” de los empleados públicos y no
de “derecho” (ya de por sí bastante indignante), para centrarme en analizar el
contenido del mismo.
En primer lugar, se comenta en dicho
artículo que los sindicatos inciden en los efectos negativos de la reducción de
los días de asuntos particulares sobre la actividad económica y el consumo. En
mi modesta opinión, no se debería hablar tanto de los efectos adversos o de la
utilidad que le dan los funcionarios a esos días, sino buscar la posible
justificación racional de su eliminación, si es que existe alguna, que vaya más
allá de los manidos objetivos de austeridad y eficiencia.
Además, el artículo en cuestión
habla del proyecto de reducir los “moscosos” en el sector de la justicia de 18
a 12 días, poniendo de manifiesto la ignorancia respecto a varios puntos: en
primer lugar, estos días son tan sólo aplicables a los miembros de la carrera
judicial, esto es, jueces y magistrados, ya que el resto de funcionarios de los
Cuerpos al Servicio de la Administración de Justicia ya han visto reducidos
esos días de 9 a 3; y en segundo lugar, a la fecha del artículo ya no se trataba
de un “proyecto”, al haberse publicado en el BOE del día 28 de diciembre de 2012
la ley de medidas de eficiencia presupuestaria en la Administración de
Justicia, por la que se modifica la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Por último, el artículo se hace eco
de una opinión acerca de la aplicación de las nuevas instrucciones sobre jornada
y horarios en el ámbito sanitario, ignorando que la resolución publicada en el
BOE del 29 de diciembre de 2012 no se aplica en instituciones y establecimientos
sanitarios. Queda claro, por tanto, que esta opinión no fue debidamente
contrastada por la periodista que suscribe el artículo, mediante la simple
lectura de la resolución en cuestión.
En conclusión, se echa de menos en
los medios de comunicación lo que
debiera ser la esencia del verdadero periodismo, esto es, el hecho de preguntarse
acerca del por qué de las cosas con un espíritu crítico, sin limitarse a
reflejar lo que dicen éstos o aquéllos con más o menos acierto y tomando tan
sólo parcelas limitadas, y muchas veces equivocadas, de la realidad.
Funcionaria
Administración de
Justicia