viernes, 24 de abril de 2020

Los cambios en la gestión de las clases pasivas generan confusión y preocupación entre los mutualistas


Como ya os informábamos ayer en esta misma Web, en el BOE de 22 de abril se ha publicado el R.D. de Medidas Urgentes complementarias para apoyar la economía y el empleo justificado por la necesidad de aplicar con carácter de urgencia medidas que ayuden a mitigar los efectos adversos que la actual pandemia está provocando en la economía y el empleo.
Y aunque la última reestructuración ministerial determinó que el Régimen de Clases Pasivas se integraba en el nuevo ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, a la FAC-USO nos sorprende la forma empleada y nos preocupa el fondo del cambio efectuado, así como la deriva futura que conlleve.

Con carácter previo, y a la vista de las muchas consultas y dudas que nos han llegado a la USO, consideramos necesario aclarar algunas cuestiones:
Los funcionarios de la Administración General del Estado están encuadrados en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Funcionarios Civiles del Estado, uno de los regímenes especiales del Sistema de Seguridad Social español.
Este Régimen especial cuenta con dos mecanismos de cobertura complementarios: a) El Régimen del Mutualismo Administrativo que está formado por 3 grandes mutuas: la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE) Organismo Público dependiente del Ministerio de Política Territorial y F.P., la Mutualidad General Judicial (MUGEJU) y el Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS).
Entre las tres proveen servicios a aproximadamente a 1,8 millones de personas, distribuidos en un 65% de asegurados de MUFACE, que es la que cuenta con un mayor volumen, seguida por ISFAS, con el 30% y, por último, por MUGEJU, con el 5%. b) EL RÉGIMEN DE CLASES PASIVAS, que hasta ahora había sido gestionado por la Dirección General de Costes de Personal y Pensiones Públicas, y que tiene las competencias para el reconocimiento de los derechos pasivos y la concesión de las prestaciones de clases pasivas (jubilación, viudedad, orfandad y en favor de familiares).
También están incluidos funcionarios docentes y de Universidades, entre otros colectivos.
Pues bien, de entrada, lo que se modifica es sólo la gestión del Régimen de Clases Pasivas.
Desde la USO desaprobamos estos cambios incluyéndolos dentro de un R.D. de medidas urgentes por el COVID, cuya urgencia e incidencia en la economía y el empleo no se ha justificado, o en todo caso no se ha explicado con claridad.
La explicación que da la norma es que el procedimiento ordinario de tramitación parlamentaria que hubieran requerido los cambios normativos para la integración del Régimen de Clases Pasivas en Seguridad Social “generaría inseguridad jurídica e incertidumbre en una materia, las pensiones, particularmente sensible para el conjunto de la ciudadanía”.
En USO no compartimos esa “motivación”. La ciudadanía en general no hubiera sentido ningún tipo de incertidumbre si la gestión de las Clases Pasivas hubiera seguido como hasta ahora, todo lo contrario, este cambio sí que ha generado incertidumbre e inseguridad entre los mutualistas del mutualismo administrativo y los pensionistas de clases pasivas por lo que no entendemos qué razones han podido llevar al gobierno a cambiar un modelo de gestión que funcionaba, sobrecargando las entidades gestoras de la seguridad social ya de por si muy saturadas de trabajo incluso antes del inicio de la crisis sanitaria.
En USO nos preocupa sobremanera que la intención real que se oculta detrás de este “cambio de gestión” sea la de ACELERAR LA SUPRESION DEL SISTEMA DE CLASES PASIVAS, algo que se inició tras 84 años de vigencia con el Real Decreto-ley 13/2010, que dispuso desde el 1 de enero de 2011 todos los funcionarios de nuevo ingreso quedaran encuadrados en el Régimen General de la Seguridad Social para aumentar el número de cotizantes a la Seguridad Social y extinguir progresivamente el sistema de clases pasivas.
Preocupa sobremanera, y esto si que ha provocado inseguridad y alarma, la manifestación del ministro Escrivá en su toma de posesión: “Perseguiremos tener una visión de todo el conjunto del sistema de pensiones, porque nuestro objetivo es reforzar la solvencia y suficiencia del sistema de pensiones y dar certidumbre a los pensionistas a corto, medio y largo plazo”, de conformidad, al parecer, con el acuerdo programático entre el PSOE y UNIDAS PODEMOS para que el gobierno de coalición pudiera reorganizar la Seguridad Social “dotándo de mayor eficacia la gestión con menores costes".
Conviene recordar aquí la falta de conexión existente entre las retribuciones percibidas en activo y los haberes reguladores de clases pasivas, dando lugar a un esfuerzo contributivo que puede ser muy desigual dentro de cada grupo de cotización, algo que no ocurre en el Régimen General de la Seguridad Social (en el que se cotiza sobre salarios reales). Habría que recordar asimismo que los funcionarios de clases pasivas cotizan por las prestaciones farmacéuticas un 30%, mientras que los jubilados en el Régimen General de la Seguridad Social lo hacen al 10% con topes mensuales.
Por todo ello desde la USO queremos dejar clara nuestra oposición a un cambio que no se justifica, que aparece encubierto dentro de otra norma para alegar una urgencia que no vemos, poniendo en riesgo una gestión que estaba funcionando con normalidad, por lo que sospechamos que puedan existir realmente motivos programáticos e ideológicos más que razones objetivas o de interés general.